Mantener la puerta de nuestra alma y de nuestra vida siempre abierta para acoger lo nuevo es la experiencia fundamental que debe hacerse común en la vida de todos.
La acogida presupone una disposición mental positiva. Estar abiertos a lo que la vida nos ofrece cada día requiere una gran confianza en la vida. Esta disponibilidad es naturalmente el resultado de un largo camino de paz interior con los acontecimientos, pero sobre todo con las personas con las que estamos en contacto diario.
Una actitud mental similar es más fácil de encontrar en las personas mayores. Las numerosas experiencias de vida han formado y suavizado lentamente su alma. En la madurez se hace mayor la disponibilidad hacia todos y de manera particular hacia los hechos de la vida. Dice el Papa Francisco: “las personas mayores a menudo tenemos una sensibilidad especial para el cuidado, la reflexión y el afecto. Somos, o podemos llegar a ser, maestros de la ternura. ¡Necesitamos, en este mundo acostumbrado a la guerra, una verdadera revolución de la ternura!».
Mantener siempre abierta la puerta de nuestra alma y de nuestra vida, para acoger lo inédito que nos sale al encuentro todos los días, se convierte en la experiencia fundamental de las personas maduras. Es una modalidad que debe volverse común en la vida de todos. La disposición a acoger lo inédito nos permite encontrarnos con la enorme variedad del bien que nos rodea y hacerlo entrar en nuestra experiencia cotidiana. Los numerosos acontecimientos de este período histórico se convierten en una oportunidad de crecimiento.
Han pasado 60 años desde el comienzo del Concilio Vaticano II. Ese acontecimiento cambió totalmente la vida de la Iglesia y en cierta medida también la del mundo. Sin embargo, las propuestas innovadoras del Consejo aún no han sido plenamente aceptadas. Los núcleos de nueva vida activados por aquel acontecimiento siguen desarrollándose todavía hoy y se hacen presentes con nuevas ideas y nuevas iniciativas.
Cuanto mayor sea nuestra disponibilidad para acoger lo nuevo que se presenta, más ricas y profundas serán las referencias para nuestra espiritualidad.