Nuestra humanidad necesita un “suplemento de alma” para salir de las pequeñas preocupaciones cotidianas y respirar en sintonia con todo el universo.
El libro de Génesis abre con la doble historia de la creación, obra de las manos de Dios y del amor.El universo es un hogar maravilloso en el que vivir y habitar. Una casa común, a cuidar, a embellecer para que podamos vivir en armonía con todos los seres vivos, como nos enseña el Papa Francisco en su encíclica Laudato si’. ¿Qué itinerarios nos pueden ayudar a elaborar una espiritualidad que se refiera a la creación?
Ante todo, sed conscientes de vivir rodeados de tanta vida. Las plantas, los animales, toda la realidad que nos rodea está impregnada de vida. Poner nuestra existencia a tono con este coro vital que nos envuelve a todos es un proyecto maravilloso.
¿Qué hacer para no quedar como una nota “desafinada” que contrasta con toda esta riqueza?
“Muchas cosas necesitan reorientar su rumbo, pero ante todo es la humanidad la que necesita cambiar. No hay conciencia de un origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos. Esta conciencia básica permitiría el desarrollo de nuevas creencias, nuevas actitudes y estilos de vida. Surge así un gran desafío cultural, espiritual y educativo que implicará largos caminos de regeneración». (Laudato si’, 202)
Es agradable pensar en el mundo como un unico gran país.
Una nueva cultura mundial es deseable. Es importante que sea así no sólo bajo el signo de la economía, sino también de la espiritualidad. Esta humanidad nuestra necesita “un suplemento de alma”, para salir de las pequeñas preocupaciones cotidianas y tener un gran respiro en sintonía con todo el universo.
Vivir la vocación de ser custodios de la obra de Dios es parte esencial de la existencia. Conservar y continuar la actividad creadora de Dios es la tarea a la que todos estamos llamados.