El futuro será contemplativo, o no habrá futuro. Esta expresión, atribuida al teólogo Karl Rahner, forma el trasfondo de este cuaderno, que queríamos dedicar al monacato.
Durante años hemos estado reflexionando sobre su valor para el mundo de hoy. Nunca como en este dramático momento de crisis mundial y de dificultades dentro de la Iglesia, sentimos su importancia y urgencia.
Cuando hablamos de monasticismo, por supuesto, no nos referimos a los aspectos externos, como el vestido, el convento, la forma de rezar, sino a lo que percibimos como su esencia. Por esta razón, nos fascina la idea de Raimon Panikkar, el erudito contemporáneo que hizo una síntesis admirable al afirmar que la estructura profunda de cada hombre es ser un monje.
¿Cuáles son los valores esenciales del monacato, que las religiones y culturas han profundizado, preservado y transmitido a lo largo de los siglos?
¿Cuáles son las grandes figuras de la espiritualidad que han recorrido los caminos del monasticismo más auténtico?
Hay muchas caras de monjes y monjas, contemporáneas para nosotros, que vienen a la mente. Recordamos con cariño a algunos de ellos que marcaron nuestro viaje de una manera especial: Benedetto Calati, Don Michele Do, hermana Maria, Carlo Carretto y Arturo Paoli, Annalena Tonelli, David Maria Turoldo, Giuseppe Dossetti, petite sr. Magdeleine, Thomas Merton, los monjes de Thiberine.
En cada período histórico ha habido muchos hombres y mujeres que, a través del monacato, han intentado expresar la autenticidad del ser humano en la búsqueda del Más Allá, encontrando formas creativas, fructíferas y congruentes con el espíritu y las necesidades de su tiempo.
Para nosotros hoy, sedientos de espiritualidad auténtica, ¿cuáles son los valores que consideramos importantes alcanzar en nuestra sociedad, tan fragmentados y dispersos?
El intento de este Cuaderno es ofrecer ideas para continuar juntos para enriquecer la reflexión y la búsqueda de una espiritualidad para lo cotidiano, que durante mucho tiempo ha estado involucrado en ella.