Queridos amigos,
Todo lo que nos rodea se mueve constantemente y con dificultad podemos mantenernos al día con los cambios. Después del período de crecimiento, la tendencia común es estabilizarse y defenderse de las novedades. A menudo no nos sentimos preparados para las nuevas realidades que vemos y con dificultad nos permitimos involucrarnos en los procesos que nos rodean.
Percibimos los cambios como desestabilizadores del equilibrio que hemos logrado y no como una oportunidad para crecer en madurez y habilidades relacionales.
Les dejo la pregunta que a veces me hago: ¿en este momento, que cosa, si cambiara en mi vida, causaría un cambio en mi existencia que lo haría más libre, más satisfactorio? Es una pregunta que no es fácil de responder, sobre la cual vale la pena detenerse a pensar si, sin saberlo, hemos detenido nuestra existencia en un área donde todo debe ser estable y seguro, sin darnos cuenta de las riquezas de las que nos estamos privando.
Nuevos conocimientos y experiencias nos esperan para hacer nuestra vida más interesante y dinámica. Si la semilla arrojada al suelo no aceptara el proceso de transformación, moriría sin fruto.
¿Qué puede ayudarnos a superar los temores naturales que despierta lo nuevo dentro de nosotros? Un pensamiento que puede ayudar es no permanecer ajeno a la historia que se desarrolla a nuestro alrededor, consciente de que las riquezas que disfrutamos, en términos de conocimiento y relaciones, son el resultado de largos procesos de cambio que con el tiempo han permitió al hombre adaptarse a las exigencias de la vida. También pensamos en cuánta resistencia encontraron las palabras de Jesús cuando dijo a las personas que encontaba: “He venido para traerte una vida nueva, una vida plena”.
En este período, en el campo que rodea nuestra casa en Civitella, disfrutamos de la naturaleza que se despierta después del período invernal. Los árboles están llenos de brotes las margaritas y violetas han brotado en los prados. Hagamos de nuestra vida una primavera continua, para nuestra alegría y para la de las personas que viven a nuestro lado.
Don Mario De Maio